Aquí tenemos a Chendler que también vino con nosotros al campo de excursión.
¡Terminó agotado! ¿Porqué?
Os contamos, salió a pasear, estuvo investigando, comió tortilla del suelo (bueno primero el huevo, pero terminó comiendose también la patata), estuvo escalando por las piedras y la pequeña montaña, se metió entre zarzas, corrió, saltó.....
¡No paró quieto!
Creemos que al igual que nosotros se lo pasó muy bien, eso sí, cuando regresamos a casa... él directamente se quedó dormido hasta el día siguiente.
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